Si a algo nos hemos tenido que acostumbrar durante estos últimos meses y se ha hecho más duro en Navidades, ha sido al distanciamiento y la soledad. Las cenas y comidas navideñas han sido en grupos más reducidos e incluso, de forma individual. Algo que años atrás nos parecería inverosímil.
Pero más dolor ha infligido "la frontera" que se ha tenido que trazar con nuestros mayores. Ya no ha sido nada sencillo celebrar con ellos estas fiestas. El miedo al contagio siempre ha estado presente y ha hecho que las visitas a las residencias hayan tenido que ser "a distancia".
Pero podemos tener pequeños detalles con ellos, para hacerles más llevaderos estos difíciles días, como la iniciativa de la Parroquia de Zariquiegui, que entregó regalos de Reyes para los ancianos sin familia, ingresados en la residencia de las Hermanitas de los Pobres de Pamplona.
Y para finalizar, un detalle a la alegría que transmiten los Auroros a esas personas mayores. Otros años visitando las residencias y en esta atípicas Navidades, transmitiendo la espiritualidad a nuestras calles.
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