Relajante fin de semana en la comarca de la Hoya de Huesca, protegiéndose del crudo invierno en un spa, pero aprovechando momentos para el buen yantar y visitando lugares con un especial encanto y dosis de gélida frescura.
Macizo de los Mallos, custodiando al pueblo de Riglos.
Murillo de Gallego
El castillo de Loarre, imponente, dominando la explanada cuya protección fue su razón de ser.
Accediendo, bajo el sobrio influjo de la vida medieval.
Las curiosidades arquitectónicas de una obra milenaria, modelada por las estrategias bélicas.
Patio de armas, donde la imaginación puede escenificar los rudos entrenamientos de los que tenían que defender la plaza.
Cuando el "infiel" dejó de ser una amenaza, Loarre bajó a la llanura, olvidando a la incómoda fortaleza que antaño le dio cobijo.
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