En el centro de su planta, estaban las escaleras que bajaban al Adio donde una pitonisa llamada Pitia bebía agua de una fuente, masticaba laurel y respiraba los gases que salían del centro de la tierra, entrando en trance, emitiendo palabras incomprensibles, para ser los sacerdotes quienes hacían la interpretación y se la transmitían a la personalidad solicitante. Vamos, un proceso del todo objetivo.
El yacimiento arqueológico es de tal importancia que alumnos de prestigiosas universidades europeas, sobre todo alemanas, explican al resto de compañeros los detalles e historia de estas "piedras", ante la atenta mirada de la profesora.
Para tener contentos a los dioses y que los oráculos sea favorables, las polis griegas edificaban pequeños templos donde depositaban allí tesoros y exvotos. El mejor conservado, el Tesoro de los Atenienses.
Entorno al año 600 antes de Cristo, se empezaron a celebrar allí los juegos Pitios, en honor a Apolo. Por eso, entre los restos aun se puede ver el gimnasio, pero sobre todo destaca el estadio, en este caso muy bien conservado y con gradas de mármol.
Como curiosidad, esta semana en el trabajo, al analizar un proyecto de prospección social redactado por una empresa de estudios de opinión, iban a poner en práctica el "metodo Delphis" palabra derivada de Delfos, que cosiste en entrevistas a intelectuales, influencers, etc. sobre temas que se quieren explorar a futuro. Vamos casi como pedir al oráculo como va a ser la sociedad dentro de unos años. Hay sociologos a los que no le gustan mucho el nombre de esta técnica, pero ..... así se le bautizó.
Con esta visita dejamos las faldas del Parnaso y nos ponemos en marcha camino a las Meteoras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario