La
vida, como el agua del río, fluye y pasa sin opción de regreso.
Unas veces se muestra calmada, relajante; en ocasiones muestra su
lado más abrupto e incontrolable; pero siempre latiendo y mostrando
sus sentimientos que discurren, inexorables, hacia un incierto valle.
Ligado
a estas aguas desde mi niñez, que evocan un sin número de
sensaciones vividas; y refrescadas por la corriente, de un río
apellidado Erro.
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