Una ciudad demuestra mucho lo que es por la vida en sus calles. Entre semana, el movimiento en sus calles es relativo, seguramente más turistas que residentes, retirándose todo el mundo en cuanto oscurece. Sin embargo el fin de semana se llena de vida, con el ajetreo permanente de tiendas y restaurantes; que solo ve reducirse al anochecer. Aquí, una muestra de lo que se ve, paseando por Oslo, un fin de semana:
Pero además de sus gentes, Oslo tiene edificios que no podemos dejar de ver. Los principales ya os los he enseñado en entradas anteriores, pero no se puede dejar de mostrar otros edificios importantes como su modesta Catedral del Salvador.
El auditorio, otro moderno edificio.
El edificio destinado únicamente a la celebración de la entrega del galardón Nobel de la Paz y que el resto del año es el museo de dicho galardón.
Y la fortaleza, para la defensa de la ciudad en los episodios bélicos de los siglos pasados.